Novalis fue el seudónimo utilizado por Georg Philipe Friedrich von Hardenberg. Nació en mayo de 1772 y falleció en marzo de 1801 a la edad de 29 años. Como estudiante de Derecho se formó en las universidades de Jena y Leipzig. Pudo ver publicados en vida sus obras: Flores, Polen y los Himnos de la noche. Su labor filosófica se publicó póstumamente, esta es: Estudios sobre Fitche, y la Enciclopedia. Los responsables de estas ediciones fueron sus amigos el filósofo Friedrich Schlegel y el filólogo Ludwig Tieck, ambos del conocido Círculo de Jena. El primero, traductor de gran parte de la obra de Shakespeare y el segundo de Don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes Saavedra. Pertenecieron al mismo grupo importantes de mujeres intelectuales del romanticismo alemán.
Como un ilustrado más de la época, recordemos que la Enciclopedia francesa comenzó a editarse en 1751, y que considera que «Todo debe ser enciclopedizado» ante el temor de que los conocimientos se olviden. Era joven e idealizaba su propio proyecto, su Enciclopedia, a la que también llamó Borrador General:
Mi libro ha de convertirse en una biblia científica ―un modelo real e ideal― y en el germen de todos los libros.
En otro momento, quizá más consciente de las dificultades, opinó cuanto más fácil sería hacer una Enciclopedia para estúpidos, aunque 100 sabios no serían suficientes para realizarla.
El tema de los sabios le interesó y lo manifestó. Encuentra en ellos prejuicios como la inclinación a la singularidad, una pretensión lógica de infalibilidad, el odio a la autoridad, un claro desprecio hacia los no instruidos, celos y afán de menospreciar a los colegas, desmerecimiento de las otras ciencias, exagerada combinación de laboriosidad, afán de encontrar todo anticuado y superado, y despreciarlo por ese motivo. Evidentemente, habla del nuevo ilustrado. De ahí su odio a todo lo que no puede ser aprendido o enseñado como la religión o los milagros. Aquello que está más allá de una comprensión inmediata, aquello que surgiendo vivazmente a través de la intuición remite al todo, a lo infinito, eso que parece estar pasado de moda, no interesa a esa clase de personajes, porque para Novalis los rasgos básicos de esta clase de sabios están basados en el egoísmo.
Como muchos de estos hombres que se dedican a la filosofía, hacen que esta responda a su época evitando transponer los límites de lo sensible, buscando alejarse de la poesía, huyendo del habla común para concebir sus propios temas y significaciones, escapando así de lo que vulgarmente se interpreta como «lugares comunes», es decir, de todo aquello que pueda interpretarse como una filosofía popular.
Pensar y actuar son para Novalis idénticos. Dirá: «Filosofar es estar despierto, velar, ser consecuente», pero no en cualquier medida sino en la más alta o en la más profunda. Filosofar no es un vago decir, es reflexionar desde lo más profundo. Percibe que lo que sabemos interiormente es lo que buscamos exteriormente, por eso una disposición es causa de la otra, y aunque no pretende salirse de los límites físicos (materialistas) si pretende una teleología filosófica, es decir una filosofía que atienda a las causas finales. Dice:
La filosofía no puede hacer panes, pero puede proporcionarnos a Dios, la libertad y la inmortalidad.
Realizó interesantes afirmaciones con los conceptos de espacio y tiempo. Argumentó que: «un individuo que llena el espacio es un cuerpo. Un individuo que llena el tiempo es una obra».
No temió a la muerte, a la que percibe como un paso más en la autosuperación del individuo. Si el «pueblo» es una idea hay que intentar lograrla. «El instinto social es el instinto de organización social» y en ese duro camino nunca faltarán hipócritas, porque «los filisteos solo conocen la vida cotidiana» plagada de pequeñas o grandes ocupaciones, sin ver filosóficamente nada más allá.
Al contrario que Pascal, para quien el hombre es superior al Universo, en el sentido de que es él quien sufre y quien tiene conciencia de lo universal, Novalis percibe que todo habla. Afirma: «El hombre no es el único que habla; también habla el Universo, todo habla lenguajes infinitos». Y en sus Estudios sobre Fitche sostuve: «No nos equivocamos si decimos que el hombre sabe producir su mundo». El hombre como productor de un mundo, que en buena medida le pertenece y del que se siente ajeno. Una idea muy interesante a la que se han acercado otros autores. A los demás nos corresponde preguntarnos por la cuestión, y esta será la de evaluar qué mundo es ese, y ponerlo en duda.
Su enorme idealismo le permitió afirmar «Un individuo es un principio mágico ―arbitrario―, una vida sin fundamento, una casualidad personal». ¿Nos atreveríamos a negar que lo somos?
Se pregunta si la vida es un «sincretismo», es decir, un conjunto de distintas teorías, actitudes y opiniones, nunca una como definitiva.
Consideró que la filosofía del momento se caracterizaba por su intencionalidad de «no contener nada que sea anticonvencional», «ha de coincidir con la religión dominante», «las costumbres dominantes», sino «no vale nada». Pero cuando la filosofía sirve a estos fines ya sabemos lo que ocurre: banalidad, mediocridad, hipocresía, censura.
Insistió en la idea de que la filosofía que busca alejarse del hombre común y no abandonar las aulas solo puede producir una pobre filosofía, claramente mefistofélica, es decir, diabólica y perversa, no teleológica, no profunda.
Personalmente, la lectura de Novalis me recuerda una vez más las amplias y diversas lecturas de este tipo de intelectuales de pasados siglos en donde abunda un conocimiento generalista, enciclopédico, y la curiosidad y la libertad de conciencia son un motivo principal en sus vidas y un ejemplo para las nuestras.
Bibliografía
Novalis. Enciclopedia. Fundamentos. Caracas, 1971.
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Cita este artículo (APA): Alberdi, P. (2023, 16 de febrero). Novalis: un saber enciclopédico y teleológico. https://filosofiaenlared.com/2023/02/quien-fue-novalis
Artículo de:

Pilar Alberdi (autora invitada):
Escritora española. Grado en Filosofía (UNED), Licenciada en Psicología (UOC). Profesora de español para inmigrantes.